En esta ocasión tan especial, tal como en aquella otra Muestra Retrospectiva en Homenaje al pintor Luis Varela realizada hace tiempo, vengo a testimoniar mi conocimiento del artista a través de sus obras, y del colega y amigo a través de nuestra tarea común en la docencia.
En aquel tiempo tuve oportunidad de enterarme de su idea sobre todo aquello referido al Arte. También de su amor al terruño que lo viera nacer.
Sus obras pictóricas ejemplifican esa simbiosis entre el hombre y su tierra, manteniendo sus raíces profundamente amarradas en el paisaje catamarqueño, en valles y cerros que abrazan con su esplendor a la gente, aquella que expresara con la pluma tan magníficamente Carlos Quiroga en “Raza sufrida” y que Don Luis Varela Lezana dejara plassmada en sus telas.
Rostros revelando todas las expresiones, actitudes y circunstancias que se producen en el desarrollo de esa existencia callada y profunda del habitante de la montaña y en la del campesion resistente y festivo.
Varela Lezana se aproxima con una paleta a todos los temas: el hondo dramatismo como en “Agua”, la ironía y picardía como en “Nupcial”, la Fe comoen sus Misachicos. Característicos son también los retratos de su esposa Doña Angelita Dalla Lasta, joven o madura pero siempre hermosa, con esa expresión sonriente y atenta que siempre conservara.
No sé si referirme a su conocida carrera pictórica a la que arribara como caricaturista en el Diario “Crítica” y fue ilustrador de cuentos de conocidos autores coprovincianos.
Fué crucial su encuentro con el consagrado artista Bermúdez, que lo impulsara a seguir en el camino de la pintura. Transita desde el academicismo, etapa donde se destacan retratos que dejaran paso luego al paisaje netamente impresionista, orientándose hacia un expresionismo donde retrata personajes y fiestas populares, algunos con un dejo de sorna.
En esta etapa también deja traslucir la alegría jocunda y el sabor intenso del amor a la vida.
En un momento de esta trayectoria amplía el espacio físico de las telas, algunas de las cuales se enmarcan en edificios públicos.
Puedo referirme también a su amistad con Quinquela Martín, Bermúdez, como ya lo mencioné, Laureano Brizuela, Spitimbergo, Berni y a su participación en la legendaria Peña Artística Tito Livio. Puedo referirme también a sus exposiciones en Capital FEderal, Norte Argentino, Córdoba, Rosario, Mar del Plata, y en esta provincia y que obras suyas se contemplan en lejanos países, pero ello sólo nos habla de su constancia y de su continuidad. También puedo referirme a laas principales distinciones tales como el Primer Premio en el III Salón de Santiago del Estero, gran Premio en el Salón de Artistas Catamarqueños en Rosario, Primer Premio Adquisición en el Primer Salón de Artes Plásticas de Córdoba, ello hace a la idoneidad de su obra.
Pero aquí vinimos a rendir homenaje al ARTISTA CATAMARQUEÑO, el hombre que no se desprendiera de sus raíces, al tono humano que tiene toda su obra, al testigo de su tierra, al ser humano que se proyecta en la tela, al hombre, en fin, que hizo de su profesión un estilo de vida, un motivo permanente, una lucha y una confesión de catamarqueñismo.
En las veces que me invitó a exponer junto a él y así se concretó, y se refería a que llevábamos, aparentemente, rumbos distintos en nuestra pintura, porque formalmente me expresara en forma diferente, los críticos señalaban la raíz norteña de su pintura, el meollo es el alma del Norte, con su densidad y su misterio y asi continuando me decía: “Aunque usted se inclina hacia lo moderno, yo respeto mucho su obra”. Hoy puedo expresarle que yo también respeté mucho la suya Maestro Varela Lezana, respeto su autenticidad, su fervor y su amor hacia esta tierra que lo viera nacer, respeto su alma de artista y puedo afirmar que al iniciar su trayectoria usted hizo lo mismo que yo hice, pues en su tiempo también “hacía lo moderno” el impresionismo y dejó testimonio de ello en sus obras.
En esta Muestra Homenaje de Fin de Milenio, está vivo en los cuadros, éstos que aquí nos rodean y también en los objetos que usó y guardan el eco de lo vivido.
En la invitación para esta Muestra, da fondo a su imagen, una obra suya plena de personajes bailando en un Carnaval, que define su actitud como pintor de la gente de su tierra.
Así lo recordamos…
Dolores Delatorre de Dellepiane